INSURRECCIÓN

Cuando la luna
es el pozo de la lluvia
de los ojos.

La pupila de una niña
en la nave
de un suburbio de Brooklyn
se troca
en un punto seguido,
la esfera
de un pilar
llamado "i".

Cuando el terror
se apodera
y ya de manzana
no soporta
ni la presión de las manos.

Pues se ahoga
como la flama
metida en un vaso
de cine.

Los ojos del miedo
son la piel que muda
de ángel
a serpiente.

Y la niña
corre
por los pasillos-pánico
mientras él
rompe sus cabellos
con saña.

Ella vive con su expectro,
cada vez que abre el horno
nota el vaho
de su boca.

Cuando la nevera
abre su párpado
y el frío
de sus uñas
se clava
en la mejilla.

Vive
con el motor de la batidora
como las correas
que sujetaban
el ascensor
que las llevaba
al ático.

Donde germinaba blancura
y moría.

Para resucitar entre los muertos
en el quinto piso.

En el ojo de buey de una lavadora.

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