PLATA Y FRÍA.

En una plataforma
mecánica
cuando sube la rampa
y los recuerdos bajan,
uno,
termina el viaje en el sótano
junto a lápidas
           automovilísticas.

Pretendiendo escalar
sobre la metálica superficie.

Y ahí con forma de carro
de Alcampo
espero que la vida me llene
de las cosas precisas:
ilusión,
ahínco
y un amor
metido en un
brick
sin colorantes
ni aditivos.

Cerca de algún
paquete de lentejas
que siempre
en su vientre guarda
piedra chica
de caminos aún sin recorrer.

Llena la osamenta de aluminio,
el chasis
del cuerpo poligonal
de esas lluvias
que quedaron 
en el bar desierto.

Una niñez
que desnuda se disfrazaba de sol,
e incandescente quemaba
papeles
como una pirómana
de sentimientos,

quemo,destruyo,soy hueca
que no compra
que no vende
en esta reja
lista para que tus manos
la redireccionen
hacia el pasillo adecuado
que sacie nuestras esperanzas:
café al vacío,azúcar,una botella de lejía
y una bolsa de frutos secos...

Soy un triste
solitario
carro del Alcampo.

No quiero morir
en un descampado 
vomitando al cardo y a la ginesta.

No me abandones
en la cuneta
de la entrada de la autovía,
verde rotonda
de indecisiones
donde una voltea
y no sabe
que vía emprender.

Mete en la cárcel
de mi armazón,
difícil de abrazar,
tu silueta 
y lanza sin freno
al mar 
la última oferta de la semana:
2 X 1.



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