REL ATO SUMMUN

Edgar era un hombre altivo, rasgos eslavos con dos ojos
como dos cubitos de hielo 
en el fondo de un vaso con vodka azul.

Él siempre frecuentaba prostíbulos 
con ese armadillo y nariz angulosa para reclutar las más inocentes
y convertirlas cataratas de sus perversiones sexuales.

Edgar era un hombre magnífico de silencios entrecortados
y cuando la vio,
supo que ella de todas sería su alumna más ilustrada.

La rondó con calma al pacto
con el papiro lacrado de un vínculo.

Amor por dinero.

    II

Eloisa con la barbilla sobre su torso cano
le hablaba de sus historias de velatorios y anuncios,

de repente le preguntó:

-Quién te ha laminado el corazón Edgar o es que ya de niño eras ya zafio con las damiselas.

Amor por dinero.

  III

Edgar la llevó al viaje de mil lenguas submarinas
con prácticas inenarrables
en los confesionarios de la Catedral.

-Eloisa,todo menos besos.Ni siquiera perdidos en el frente.

 IV

Pasaron meses de lunas y ella consciente de los peligros 
se entregaba rebelde a la bacanal de sus instintos.
Descubrió el fetichismo,la sumisión y la hoguera de cinco entregas por noche.

Todo menos besos...

Un día sin preguntas como era habitual.

Ella con arte supo virar la flecha del mango de la sartén,
la brújula invertida hacia el sur.

Me miraba absorta en sus banalidades,era las más completa a todos los niveles,
mucho más joven que yo,
guardaba la inocencia como una maldición.

Eso hizo que me recreara aún más en mis deseos,
pero...El tiempo pasó de verano a invierno.Y musitando casi una elegía
me dijo que se había enamorado de un vendedor de periódicos.

Mis cejas se levantaron como una ola inesperada
y en mi sepulcro guardé las palabras.

Ahora soy yo el que acude a la cita 
con el precio que ella ha concertado,
la tasa que siempre había impuesto a mis emociones.

En ocasiones cien besos,otros cincuenta.

Y besándola descubrí  la peor de las torturas...

        V

Liberal nos posamos cuerpo a cuerpo como los soles de planetas extraviados,
nos amamos sin fronteras.

Sé que al cliente le gusta
hacerse sentir que es el único de la tierra aburdelada
y no ceso de repetirlo.

Sus besos sabían a miedo,luego se fueron prolongando hasta ser una mano que me pedía auxilio.

Edgar es un hombre magnífico
con dos piedras conectadas a su mármol,
apuesto y refinado,
y había caído con esta mujer que soy de modales brutos
en la mazmorra que siempre había dinamitado.

   VI

Eloisa eres mi musa,has sabido convertir al verdugo en víctima.

Edgar y Eloisa
en un catre de hortensias y violetas
en la tarde de Enero
a la luz de las tragedias urbanas.

  VII

-Eres el mejor de todos Edgar,
nunca concederé un hombre como tu
en toda la existencia.






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