Cala Ratjada.

Dedicado a Rosario Raro:

De niña siempre quise ser barco,
subía a la azotea
y de puntas
estiraba las sábanas de las vecinas.

Anudaba sus esquinas
en mis nudillos
esperando que arreciara el viento.

Así es el amor,
una brisa lo suficiente fuerte
para que un sólo trozo de lino
sea la vela.

Me ponía delante del mirador
bajos las cuerdas y las pinzas,
de nada servía que hinchara los pómulos.

Tenía que aguardar
que la Serra de Tramuntana cumpliera el sueño,
el sueño de las Islas Albatros.

Lluïsa LLadó. Cala Ratjada.

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