Quién eres.

En ocasiones reprimo la risa loca,
cuando dramático habla
de memeces, que suenan
a canción de trompeta.

No ve que llevo
tatuado el anagrama
de los yakuza, bajo escamas cutáneas.

Acaso, esa pose airada
de anaconda lazo,
de mantis prejubilada,
de circunstancias,
de niña sentada en una peana;
no es más, que un modismo de provincia.

Y yo, ya no sé quién soy.


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