Las encìas de la verdad en flor.

I

Cuando las caras
son volùmenes de Trento,
màrmol de hormigonera.

Calles forradas de establos
de luxe, acaso eso es lo que pretendiò Leonardo,
hacer una galerìa
de puertas agasajadas
de camisas,
relojes,
bolsos y vìboras.

A la merced, al mecenazgo
de Amperio
del sol
consumido.

II

De repente, un hombre
grita bajo el palmeral de piedra;
las pupilas esquivan sus ademanes,
pues, su locura incomoda al peatòn
que se refugia mirando escaparates
de firmas, o marcas al hierro.

Lleva una chaqueta
excesiva a su cornamenta.

Continùa su discurso fonético
e incomprensible.

Un loco en Florencia.

Le fou lleva en sus manos un libro.
Pazzo clama rompiendo el tìmpano
de la lluvia.

Me acerco, curiosa al espanto
del maniquì,
el loco de chaqueta verde,
lleva en sus manos un libro.

Un libro
de
de
de
de
Poesìa.

Acaba de hecerse una transacciòn,
mientras el loco chillaba:

De
de
de
de
crédito.











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