Confesionario.

Si yo pudiera
decirte con la magnitud
en que te amo,
los huracanes tropicales
serían silbidos de tórax.

Si tú fueras el suero
de la camilla
que trasporta al río de la muerte,
yo quitarme la vida
por ti, haría, y aún así el pensamiento,
que este duelo fluye,
sobre la cama no disiparía.

Este amor es espiritual;
el peor de todos,
el que no se lava con vinagre,
el que no se mata con quimioterapia,
el que te convierte en una ramera
para saciar el hambre.

Es de espíritu
y creerme
que tengo el alma
c o s i d a a b al az            os.


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