Por fin confín.

Un almanaque 
con todos los números del año.

A mi vera,
como las cuatro,
patas de una cama
que sostienen la honra.

Enamorada, 
mala saña, anhelo
un compañero
de las estaciones pares
y no un submarino 
que raya el fondo Nemo
con su grulla sin ancla.

Lleguemos
al acuerdo.

Tú te marchas.
Y yo.
Por fin, respiro.



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