Menos mal.

A punto de ceder el alambique
a esa presión sin atmósfera,
justo un metro y dos líneas
de la hecatombe.

Te hubiese propuesto
mi hundimiento trasatlántico.

A un alto porcentaje de perder la dignidad.
De no ser honrados con nosotros mismos,
con el acuerdo del karma
para ofrecer mi volumen intrasosiego,
al papel mediocre de un acontecimiento tridente.

Ser la madriguera furtiva,
la querida con luces a los focos de los baños.

Estuve a un hilo colgante de falda,
un bostezo de equino,
un pellizco de teta.

En ser lo que muchas y callan.

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