Quo vadis

Ni de casualidad pera
voy a pedir que te quedes,
acaso metería una cometa en un cajón,
si hasta los cordones de mis zapatillas
me cuestan atar.

No, no voy a implorar, 
lo que no debe ser,
lo que no puede ser,
enloquecida la apología exultante,
para, no, sigue..., pararrayos;
que crezcan árboles en balcones estrechos,
que se atasquen las lavadoras 
por la arena de la playa.

No, no voy a rogarte que te quedes,
simple
llana ave,
anárquica sencilla razón estuario
porque te amo.

Y los truenos
no se envasan al vacío,
ni el Nilo yace en charcos de algas,
anárquica sencilla sazón es tu río
y se aleja
paulatino
con el verde
con verde manzana de anhelos
y yo soy dichosa
con tu despegue
porque te amo.


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