El sarpullido del amor.

I

Tu boca, dragón de agua,
siempre con la fluidez gélida
y la melaza de tu lengua, exento azúcar en tu despensa vetada.

II

Nunca he entendido,
esa manera de dar 
la espalda,
de despreciar mi presencia
en las gradas
de los circos romanos.

De negar
mi existencia
d
e

b
r
a
g
u
e
t
a.

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