Música de las coordenadas.

No elegí ser poeta,
esa malformación
se lleva dentro fetal
en el líquido amniótico
de un mar intempestivo.

Te miras los dedos
con ojos de batracio
y el estigma
va haciendo metástasis
dentro de la vena.

Hubiese preferido ser caja registradora de estrellas
o un gato de cola rota.

Pero, llevo esta carga de polea,
acróbata mendiga de palabras,
que podría enamorar
con un cilindro
o fingir la reencarnación
de la mecha a punto de ser tizna.

No, ese no era un oficio,
epidemia congénita
que divisa a los muertos
entre los palmerales.

Con esta hipersensibilidad,
que duele,
que mata en paradas de tren.

No, no entraba la poesía
en mi mapa, eso se lleva
en la médula como un dogma
que sostiene con los dedos
lo inexistente.

Poeta desde el parto, la concepción
y que será ceniza
con la poesía de los vientos.

La maldición
de primate
que lloró
al descubrir el amanecer

y se ahogó en su lago.

Comentarios

  1. Felices fiestas y recuerda: "No hay felicidad completa si el zapato aprieta"
    Válido incluso para pseudo-batracios poéticos.

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