Marte y Vulcano.

Habitada en caverna
bajo la piel del oso os miro
en estrella de siete púas.

Dónde tú has?
En qué?
Y hacia?

Cubierta por una túnica
junto al árbol de las manzanas con veneno,
haga que muerda su piel
y descubra el paraíso
de labio astro.

Dar su mano en este embrión
de penas con el corazón frío,
que sostiene el lápiz iracundo
y agujerea las piernas
en acto vandálico
para no probar el néctar.

Mi sexo aún no ha sido suyo
y la paciencia que muestra
es la argonita de un guerrero,
conceda un tiempo
a esta tarde de mi ciudad de hembra
que aún lloran mis pechos
otra Troya. Y raudo
sus ojos enhebran
hacia la tierra
con la madera olivácea.

Cómo será la?
Desde procedencia absurda
que jamás hubo hombre
con la destreza
de conquistar al mármol

entre los puestos ambulantes
y un coraje
que me hace olvidar
los miembros leprosos,
la maleta vacía,
el techo de espuela.

Que me hace sentir
como diría una cursi poeta
de salón de the.

La mujer más.
Por la de.
Ya sabina, ya conífera.
Echando raíz
a su cintura.




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