Poetris

La neurosis de las aves
con la acrobacia golondrina como el esperma
con alón compungido,
en el destripamiento dragón
que sacude las trazas del calor en ciudades
con bloques de ventanas espías,
de tonos de fachada
revolucionando la estética. El verano
que da permiso a los locos
a pasear en los jardines su atrofia,
su verdad metida en fuentes
que como lacrimales chorrean
sobre hierba, que siempre seca luce.
La gente tanteando en el contenedor
fracasos e ilusiones,
cogiendo perchas, que a una hora
estuvieron ahorcadas de los probadores
que emanan, el sofoco sanguino del dragón con su hemorragia,
de adolescentes haciendo cola
con camisetas baratas, para ligar lo más caro,
mirándonos los inodoros de puertas abiertas, y ese fluido abstracto
de las calles sopesando la presión de las temperaturas,
con el contraste de grandes superficies
en hipotermia danzante.

Y entre un ecosistema de radiales,
de tranvías amanerados,
de cacahuetes en la molleja de las palomas,
divago, adolezco y sudo
lo que no está escrito.

¿Dónde estás, maldito comodín del público?





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