Ducados

Este sábado, es de esas noches
que fumaría un cigarro,
dejando que los ojos en la oscuridad
abordasen mi intimidad desde la distancia
de este ático gris.

Fumaría y entre calada y calada,
leería recetas de cocina en alto
como si declamara un gran poema.

Etílica con carcajadas
invitaría a un marinero hospedado
tres manzanas más abajo y un portero
para explicarle la teoría
de las sirenas disfrazadas
bajo la piel madura del engaño.

Soltaría el humo descaradamente
escupiendo los besos falsos,
las palabrotas, los gritos del miedo.

Una neblina opaca
cegadora e ilusa, desnuda
y calzada sólo con zapatos rojos
y dos gotas de ginebra.

Pero, estoy a salvo.
El peligro no es la nicotina
es la paciencia con que amputo las cosas.

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