Hastio

El sol se ha ido al otro hemisferio, a tomar un trago. Y en la noche
se adornan los ruidos que volátiles
escapan por el ventanal.
Los perros ladran el calor
acumulado en la jornada;
mientras la gente en sillas plegables
vive la calle de la búsqueda.
De un canal de aire sin Góngora.
Del canalillo de adolescentes
arrimándose a la oscuridad del beso.

El grillo con su trastorno convulso,
el intento frustrado de la primavera
con el olor del verano, en ascensores
que transportan bolsas de basura, cucarachas libres, abanicos mellados y el viaje
a la niñez de la isla,
con la humedad apretando las sienes
y los gatos escondidos tras los muros.
De un julio que quiso ser febrero

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