Trombosis

Si sólo disparo en defensa
puedo administrar la palabra de asesina

trotamundos con la lluvia del palmeral
que entre ráfagas cita poemas.

Descifrar el código abierto
y leer en los ojos la sentencia previa,
las líneas de las manos reverberadas
igual que en la nieve
caen las huellas.

Ser un muerto antes de nacer,
tener los días contados por decreto
igual que al suicida, su noche sin estrellas,
el orgasmo teatral, las uñas,
el bordillo del barranco,
el azul en el pez.

Un decapitado
luciendo su cabeza como un trofeo.
Caminando entre las zarzas,
y hablando con el corazón
porque la boca se llenó de gusanos,
de las malas artes del verde.

Una cabeza, entre el brazo y la cintura.
Y lanzarla a la jauría
por un billete de cinco euros.
Para sentir la pena, la decepción canalla
y escuchar la burla de los mirlos.

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