Ser o res

Mi quiromasajista dice
que tengo los chakras bajos,
tan bajos que creo
que en un submarino,
han emigrado
de mi columna, y afloran
lejos en otras urbes.

Desde julio, mi salud se ha resentido.
Abrieron la herida
que tan coqueta tapo
con maquillaje.

Volví a escuchar su voz.
Esa soga, sierpe de esperma,
que tantas barbaries
cometió arbitrario.
Y las defensas empezaron a temblar,
porque en esta historia de mierda,
el verdugo lleva piel de cordero,
y la víctima, las manos secas del abandono,
los pies de callos por el camino
que los avalan.
Y el dinero empezó a ser un coro
de Iglesia, y al final me he rendido
como lo hice la vez primera.
Por ello mis pulmones han enfermado.
Mi piel se oxida como la llave
en yagas de solsticio.
Los huesos se hacen sordos cometidos
en paredes que no abren ventanas.
Inmóviles hacia ningún
apeadero.
He enfermado.
Y un milagro es levantar esta almena,
sitiada de recuerdos,
de mis hijos cuando eran tan pequeños
que nadaban en mi vientre.
Tan dulces que sabían a almendros.

Un guerrero de espino blanco.

He enfermado.
Y mirando el eje azur de mi amante.
No sé cuántos otoños
podré resistir el asedio.

Seré una hoja de imprenta.
Y todo de una vez habrá resuelto.
La fe es una bombilla
de bruces contra mis ojos.
Mariposa nocturna.
Mujer que fue maltratada
como tantas mujeres.
África nos devora
y a nadie le importamos.
Porque sonreía
a pesar de sus golpes.
Y nacimos estigmatizadas
en tribunas públicas.

Sonríe, maldita,
mientras puedas,
mientras te sobre aliento
Sonríe

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