Batallitas

Yo que antes amé a un dios
y ahora a un mortal

que cayó mi desgracia
de la boca salta
a otro intervalo.

Qué lo amé con tal arrojo de precipicio
que ni lunares ni espigas
pudieron silenciar
todo el elenco rebuzno.

Me crecieron orejas de asno.
Y fui la comidilla
de las granjas de las gallinas.

Amar un mortal
es sanamente más sano gu.
Te envuelve, vuelve dios, en una capa
de registros.
De rentas. De renos y querubines.
Seda a partes iguales
de rojos y de azules
y te lias con el dios y con el mortal
porque al fin y al cabo
es uno, la razón de Marat
y el otro un descabellado Sade.
Relación simbiótica.
De matices mentas.
Porque quedarse con el cielo
pudiendo habitar el infierno.
Que tardes de álgebra

hagan temblar las escamas
de peces de colores.


Yo que amé a un dios.

Un dios virtual detrás del biombo.




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