Ovarágine

Nos hemos acostumbrado
del dolor el negocio.
Y noto tu cansancio de ratón.
Apócrifa
en el parpadeo
con la desgana. La mueca traviesa
delatada en el espejo.
Y un plan que huele a huevo podrido.
Es el mar en calma
un proyecto de la normalidad.
La penumbra
del pasillo con puertas que aletean
el aire.
Un necio que se supera en credo
y alimenta la sarna del victimismo.

Me siento tan fuerte.
Qué soy capaz de sostener
tu indiferencia.
Y hacer con ella, la papiroflexia
de los que no tienen ganas de vivir
y por consecuencia amar.

Papel de autómata.
Y yo poderosa.
Hija de volcanes y pumas.
Mirando cómo caes al pozo.
Desde el otro lado de la playa.

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